Flexitariano, un término que procede de flexible y vegetariano, se refiere a aquellos que basan su alimentación en los vegetales, pero consumen huevos y lácteos de forma habitual y, ocasionalmente, carne y pescado.
En realidad, los flexitarianos son omnívoros (comen de todo), pero limitan tanto la cantidad de algunos alimentos como la frecuencia con la que los consumen. Los vegetales tienen un papel protagonista en su dieta, pero también los granos integrales, los huevos y los lácteos, mientras que las carnes –tanto las aves, como las carnes rojas o el cerdo–, y el pescado, normalmente se incluyen una o dos veces en el menú semanal, y en raciones moderadas (entre 50 y 80 gramos).
Beneficios de la dieta flexitariana
La flexibilidad y el hecho de que no existan alimentos prohibidos son grandes ventajas de la dieta flexitariana, que la hacen atractiva y fácil de seguir (cada persona se marca sus propios límites y adapta la dieta a su vida, y no su vida a la dieta) pero, además, tiene otros beneficios como:- Se ingieren menos calorías, menos grasas totales y grasas saturadas, menos proteínas animales, menos colesterol y menos azúcares refinados.
- La ingesta de proteína de origen animal, especialmente si se trata de carnes magras o pescado azul, evita la aparición de déficit vitamínicos o proteínicos.
- Aporta más cantidad de fibra, y al ingerir menos grasas saturadas se consiguen mejores índices de colesterol y triglicéridos, por lo que se reduce el riesgo de sufrir enfermedades como obesidad, diabetes o hipertensión arterial.
- Protege el medioambiente, ya que cultivar vegetales es menos contaminante que la producción de ganado, por lo que una alimentación que minimice el consumo de carne es más ecológica.
- Permite una alimentación más variada que las dietas vegetariana y vegana, y es más fácil de seguir cuando se debe comer fuera de casa o durante la celebración de un evento.
- Siempre que se haga con moderación y de forma puntual, se puede seguir disfrutando del jamón ibérico o de una buena merluza.