Decide ir a un pintor para que le haga un retrato y así dejar un bello
recuerdo a su familia.
El día que llega al taller del pintor, se sienta para posar y el pintor la empieza a retratar.
Al cabo de un rato ella le dice:
- Perdón, ¿podría pintarme una diadema de diamantes en la cabeza?
- Sí, señora, por supuesto.
- Y un collar de perlas en el cuello?
- Por supuesto señora.
Al cabo de unas horas el retrato queda acabado. La señora parecía una reina toda llena de joyas.
El pintor le dice:
- Perdone señora, ¿para qué ha querido que le pinte tantas joyas?
- ¡Para la que se case con mi marido, que se vuelva loca buscándolas !
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