El mayordomo, atentamente, le abre la puerta, agacha la cabeza y reverencialmente lo saluda diciendo:
- Adelante, hijo de la gran puta, ¿de dónde viene el señor Conde, con esa cara de gilipollas y maricón?
A lo que el Conde, sonriente, le contesta:.......
De comprarme un audífono.
Moraleja: Cuidado con salir siempre impune de las malas acciones, todo puede cambiar en un instante!