La
cocina al vapor es una de las técnicas culinarias más antiguas del mundo, pero no por ello ha perdido ni una pizca de atractivo. Todo lo contrario, pues en los últimos años se ha convertido en un método cada vez más empleado por aquellas personas que quieren comer sano sin renunciar a disfrutar de recetas sabrosas y rápidas. De hecho, la idea de que se trata de un tipo de cocina sosa y algo insulsa, propia de las personas que están a dieta o que tienen algún tipo de problema digestivo, ha dejado paso a una etapa en la que el vapor se ha convertido en uno de los procedimientos más utilizados tanto en los hogares como en los fogones de los grandes chefs de renombre.
La razón del
boom de la cocina al vapor no es otra que las muchas bondades que caracterizan a esta técnica, argumentos más que sólidos para poner a este método en el lugar que merece:
- Los alimentos conservan todos sus nutrientes, vitaminas y minerales.
- No se añaden grasas ni aceites extra.
- Preserva el sabor, la textura y el aroma original de los alimentos.
- Los productos quedan más jugosos.
- Los alimentos no se queman ni se pegan.
- La cocción al vapor es una técnica muy limpia.
- Resulta muy económica porque no hay que añadir aceite y se pueden cocinar varios productos a la vez.
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