En el caso de la hipertensión arterial, el ajo obra como vasodilatador de los capilares y arterias.
El ajo sirve de ayuda al purificar la sangre y limpiar el intestino.
Algunos lo consumen crudo cada mañana. Para que sea más agradable podemos untarlo en una tostada de pan y añadirle un chorrito de aceite de oliva.
Si eres muy sensible a su olor o sabor, puedes comprar aceite de ajo en cápsulas.
El Limon:
En el caso de la hipertensión ayuda a eliminar la rigidez de los vasos sanguíneos, haciéndolos más suaves y flexibles.
Además tiene la particularidad de neutralizar ácidos una vez llega al estómago.
Podemos realizar una cura para potenciar sus beneficios. El primer día tomaremos el jugo de un limón con agua. El segundo día lo haremos con dos limones, el tercer día con tres, y así sucesivamente hasta llegar a doce limones. Entonces invertiremos el proceso y restaremos cada día un limón, hasta llegar de nuevo a uno. Y ahí acabaremos la cura