Después de la muerte de los padres, la vida cambia mucho. O quizás, muchísimo. Enfrentar la orfandad, incluso para personas adultas, es una experiencia sobrecogedora.
Realmente no solo se va un cuerpo, sino todo un universo. Un universo compuesto por caricias, gestos y palabras...
Pablabras, que , irónicamente tiempo atrás nos llegaban a "hartar" y las pensabamos como "manías".... Ahora comienzan a extrañarse de un modo increíble.
“Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.”-Gabriel García Márquez-
Tantas experiencias vividas al lado de ellos, buenas y malas.
Por eso, la muerte puede traer consigo un sentimiento de culpa frente a quien murió. Es necesario luchar contra ese sentimiento, ya que no aporta nada, sino hundirte más en la tristeza, sin poder remediar nada ¿Para qué culparse si uno cometió errores? Somos seres humanos y acompañando a esa despedida tiene que existir un perdón: del que se va hacia el que se queda o del que se queda hacia el que se marcha.
El ciclo se cumplió y es momento de decir adiós...