¿Qué nos quedó pendiente?, ¿Qué quiero y qué no para el nuevo año? Además, se suman a estas preguntas eventos familiares y sociales con agendas apretadas, planificación de vacaciones y corridas de un lado al otro para celebrar las fiestas. De esta manera, aparecen los primeros síntomas de ansiedad y estrés.
Hebe Perrone, Directora de la carrera de Psicología de Fundación Barceló, aclara que la ansiedad, es un estado mental, no necesariamente una patología y agregó que en ciertas circunstancias, puede transformarse en una modalidad con aspectos disfuncionales. Sus síntomas más comunes son temor, impaciencia, preocupación, inseguridad, tensión y desconfianza.
Como parte de nuestros usos y costumbres, celebrar Navidad, Año Nuevo y las reuniones de fin de año son muy importantes para mantener nuestros vínculos sociales activos: la presión por participar de todos los eventos y organizarse bien genera ansiedad.
A lo anterior se suman los conflictos familiares habituales en este período, la culminación de un nuevo año y la presión de todo lo que no pudimos realizar
Los recursos naturales pueden sintetizarse en los siguientes:
• Organización. Para optimizar nuestra salud mental, es necesario mantenerse organizado. Para eso debemos llevar un plan escrito de todos los eventos y tareas a realizar, y atenerse a ese plan.
• Técnicas de relajación. Existen numerosas disciplinas que contribuyen a la relajación física y mental. Entre ellas el yoga, la meditación y el mindfulness. Sin embargo, se sugiere acudir a profesionales matriculados y recurrir a la psicoterapia, siempre y cuando necesitemos ayuda.
• Alimentación, ejercicio y descanso. En la mayoría de los casos no comemos adecuadamente, ni nos ejercitamos como deberíamos o dormimos lo suficiente. Una dieta correcta, una rutina de ejercicios de al menos tres veces por semana y dormir entre 7 y 9 horas mejora nuestra salud mental y aumenta el bienestar, lo que nos permite afrontar los problemas con mayor energía.
Cuando lo anterior no es posible deben incluirse consultas con especialistas, que colaboran para lograr un mejor manejo de la angustia, con el fin de concretar y disfrutar de los proyectos deseados. Las técnicas que se utilizan en general buscan como objetivo la autonomía cada vez mayor del sujeto frente a los síntomas que lo limitan. En los trastornos de ansiedad son especialmente eficaces la psicoeducación, el monitoreo de síntomas y sus ensayos de solución y las técnicas que permiten la prevención de recaídas.