Detente un momento y piensa como es el mundo que te rodea, como son las tiendas, farmacias, los supermercados, la publicidad en la calle y en la tv, es que acaso no estamos rodeados de publicidad de comida procesada, refrescos, dulces, chocolates, etc.
Las grandes corporaciones nos venden la comida chatarra en la televisión y en la radio con apoyo de grandes artistas. No se dan cuenta cuanto influyen en la decisión de un niño al colocar su comiquita favorita en la caja de un cereal azucarado o cuando un cantante famoso recomienda algún refresco en la TV. Estamos bombardeando a nuestros hijos con publicidad que genera adicción.
Según estudios recientes se ha determinado que el azúcar genera una adicción similar a la de la cocaína.
Mientras más dulces comes, más vas a querer
Muchas personas con problemas de sobrepeso recurren a las famosas alternativas fat free (Libre de grasas), pero el remedio termina siendo peor que la enfermedad, porque los productos a los cuales se les ha reducido el porcentaje de grasa se les ha incrementado la cantidad de azúcar que contienen. Esto es debido a que al quitar grasa del producto eliminan el sabor y por lo tanto deben compensarlo.
Por supuesto que la decisión final de lo que consumimos la tiene cada uno de nosotros, pero cuando de una adicción se trata el tema se torna un poco más delicado. Como puede recuperarse una persona adicta al alcohol teniendo una botella de vodka a su lado todos los días.
Debemos abrir los ojos y darnos cuenta que el problema de la obesidad es algo que va más allá de la dieta y el ejercicio, debemos evaluarnos como sociedad y empezar a realizar cambios que tengan efectos positivos en nosotros y en nuestros hijos.
Esto es un debate mucho más profundo que nos lleva a pensar como los intereses económicos de grandes corporaciones superan los intereses de una nación por la salud de su pueblo.