La mujer suplicó a Dios y Él apareció.
Le preguntó: —¿Por qué estas llorando mujer?
La mujer respondió que su hacha se había caído al río.
Dios entro al río, saco un hacha de ORO y le pregunto a la mujer:
—¿Es esta tu hacha?
La noble mujer respondió: —NO, Dios no es ésa.
Dios entro nuevamente y saco del río un hacha de plata y volvió a preguntar:
— Esta es tu hacha, mujer? —No, respondió la mujer...
Dios volvió nuevamente al río y saco un hacha de hierro y madera y nuevamente preguntó:
—¿Es está tu hacha? —Sí respondió ella, ésa es...
Dios estaba tan contento con la sinceridad de la mujer que la mando de vuelta a su casa, regalándole las otras dos hachas, la de oro y la de plata...
Otro día, meses después, la mujer y su amado esposo estaban paseando por los campos, cuando él tropezó y cayó al río. La infeliz mujer, que no sabía nadar, se puso a suplicar a Dios, Él apareció y le preguntó:
—Mujer, otra vez tú, ¿por qué estas llorando?
La mujer respondió que su esposo había caído al río y se había ahogado.
Inmediatamente, Dios se tiró de cabeza al río, saco de las mechas a Brad Pitt y le preguntó a la mujer:
—¿Es este tú esposo? —Sí, sí, ese es, ese... asintió la Mujer.
Entonces Dios se enfureció:
— ¡¡¡Eres una mujer mentirosa, exclamó!!!
Pero rápidamente la mujer le explicó:
— Dios, usted perdone, pero vera, fue un malentendido.
Si yo hubiese dicho que "no", entonces Ud. me habría traído a Bradley Cooper del río y si le hubiera vuelto a decir que tampoco era él, Ud. me habría traído a mi marido, y cuando dijera que sí, Ud. me mandaría para mí casa con los tres hombres.
Más Yo soy una humilde mujer muy decente y no podría cometer TRIGAMIA... Por eso es que le dije sí al primero de ellos...
Dios halló justo el comentario de la mujer y la perdonó.