— ¡Maldito perro infiel!... ¡¡Ya verás, te voy a dar a ti y a ella vuestro merecido!!
Muy silenciosamente busca un bate de béisbol, vuelve al dormitorio y los agarra a batazos por encima de la sabana, acto seguido va al minibar del salón a prepararse una copa para bajar el inmenso cabreo que llevaba y se encuentra al marido allí sentado que le dice:
— Hola cariño, tu papá y tu mamá llegaron de sorpresa a visitarnos pero como no llegabas y se hizo tarde, se fueron a acostar y los deje dormir en nuestra cama que es más confortable y amplia... ¡¡¡Ve a saludarlos, veras lo contentos que están de verte!!!