Abre los ojos y logra ver a los amigos que están charlando sobre lo bien que se encuentra ya el enfermo y el niño va tocándole varias veces los pies con curiosidad y dice en voz baja:
- Uno, dos... que raro...
Pocos minutos después el niño vuelve a hacer lo mismo y el hombre enfermo, ya algo incómodo y a la vez que curioso, le pregunta al niño:
- Juanito, ¿qué haces? ¿Eh? ¿Qué haces tocándome los pies...?
El niño de pronto responde:
- Pues... nada... estaba contando tus pies y parece que tienes los dos.
- ¿Eh?, claro que tengo los dos... ¿cuantos querías que tuviera?