— Padre..., verá..., ayer conocí a Gregorio, un chico guapísimo que se acaba de mudar del pueblo de al lado a éste y... estuvimos haciendo el amor hasta el atardecer.
— Pues muy mal hija mía..., en penitencia, vas a rezar tres padrenuestros y dejas 20 euros de limosna en el platillo.
Más tarde llega otra mujer y dice:
— Padre, anoche conocí a Gregorio, y hemos estado haciendo el amor hasta el amanecer.
— ¡Ay Señor con el Gregorio de las narices...!, Mira hija has caído en pecado, en penitencia, rezas 10 padrenuestros, y echas 30 euros de limosna.
Más tarde otra nueva mujer:
— Padre, hoy he conocido a Gregorio y hemos estado haciendo el amor todo el día, sé que he pecado pero... me gustó y lo tenía que confesar...
— ¡¡Pero esto no puede ser!!, ¡¡¿Qué les pasa a las mujeres de este pueblo con ese tipo?!!, Mira... rezas 20 padrenuestros y echas 50 euros de limosna.
Más tarde el cura escucha:
— Padre...
— ¡Ah no...!, ¡¡¡Sí me vas a decir que tú también has conocido a Gregorio y has estado fornicando con él !!!
— No, padre, no..., yo soy Gregorio... ¡¡y o vamos a medias en la limosna, o me llevo a todas las mujeres a otra parroquia!!