Estaban los dos con sus respectivos abogados intentando hacer la separación amistosa de bienes como parte de la preparación el divorcio cuando la mujer dice:
— ...Yo me quedo con el crio.
El marido que no estaba para nada de acuerdo responde de pronto:
— ¿Y eso por qué?
— Pues porque es mío, no tuyo. Además, ya es hora de decirte que no es hijo tuyo. Es el resultado de una aventura con el vecino del quinto...
— ¡Pfff...! ¡Pero si tampoco es tuyo!
— ¿Queeeé?... ¿Cómo qué no? ¿Y quién lo parió?
— Pues no sé... ¿Tú te acuerdas del día que nació, estando en maternidad, que se hizo caca y me dijiste que lo cambiara?
— Eh... Sí... ¿Y que tiene eso que ver?
—¡Pues que LO CAMBIÉ!