Los autores del trabajo, publicado en el Journal of Epidemiology and Community Health, siguieron a 694 personas de Cheshire West, al norte de Inglaterra, durante un periodo de tres meses. Durante ese tiempo analizaron los casos de mordeduras, cuántos de los agredidos habían necesitado atención médica, y si el perro atacante era conocido por la víctima. También se les realizó un test a los participantes para medir su estabilidad emocional; en concreto, el Inventario de Diez Elementos de la Personalidad (TIPI).
El resultado más destacable fue que las personas que de acuerdo a los resultados del test se caracterizaban por tener un comportamiento ansioso, irritable, o poco estable tuvieron un riesgo mayor de ser mordidos por perros, ya que ese tipo de personalidad se asoció a un incremento de hasta el 23% en las probabilidades de ser atacado por estos animales.
Los hombres tienen casi el doble de riesgo que las mujeres
En total, una de cada cuatro personas declaró haber sido atacada por un perro, y los hombres tuvieron casi el doble de probabilidades de sufrir este tipo de agresiones que las mujeres. Aquellos que tenían más de un can presentaban el triple de riesgo de ser mordidos, y el 55% afirmó haber sido víctima de perros que no conocía. En cuanto a las consecuencias de los ataques, el 33% necesitó asistencia sanitaria y el 0,6% requirió un ingreso hospitalario.Al tratarse de un estudio observacional, no se pueden determinar las causas de la relación entre la estabilidad emocional de una persona y su riesgo de ser mordida. Carri Westgarth, autor del trabajo, cree que podría deberse a que los canes se vean influenciados por la personalidad de un individuo y decidan atacarle, aunque añade que el motivo debe ser estudiado en otras investigaciones.