Un abogado está llegando bastante tarde a un juicio importantísimo y no encuentra estacionamiento...
Viendo que faltan poquísimos minutos para que comience el juicio, levanta los ojos al cielo y dice:
- Señor, por favor, consígueme un sitio para aparcar y te prometo que iré a Misa los domingos del resto de mi vida, dejo las malas compañías y el vicio.
-Además, jamás en mi vida me volveré a emborrachar... ¡¡¡Y dejo de acostarme con mi secretaria, que además está casada!!!
Milagrosamente, en ese preciso momento, aparece un sitio libre del que está saliendo un vehículo en ese mismo instante, el hombre aparca y dice: