El marido se estaba quedando dormido, pero su mujer se sentía romántica, picarona y quería conversar.
Le dijo: "Cuando me cortejabas y no te veía mi padre, me agarrabas la mano..."
De mala gana, el marido se dio media vuelta, le agarró la mano por unos segundos y luego trató de dormirse otra vez.
En pocos momentos ella le dijo nuevamente: "Entonces me besabas..."
Algo molesto, se dio media vuelta otra vez y le dio un ligero beso en la mejilla y luego se acomodó para dormirse.
A los treinta segundos, ella le dijo: "Luego tú me mordías el cuello..."
Suspirando, el marido tiró la ropa de cama y se levantó.
"¡Paco!, ¿A dónde vas?", le preguntó ella.