- Una forma que tiene nuestro estómago de recordarnos que necesitamos repostar, aunque los antojos de hidratos de carbono a menudo promueven el exceso de hambre.
- Una señal de que estamos aburridos y necesitamos una distracción. También puede estar relacionado con el estrés y la ansiedad.
¿Cómo podemos distinguir el hambre? Desde luego, no es fácil, aunque a priori si podemos distinguir claramente el hambre de después de hacer ejercicio físico intenso de aquel en el que nos encontramos en un estado de ansiedad constantey necesitamos comer cualquier cosa que tengamos en la nevera. La buena noticia es que, con un poco de práctica, podemos terminar descifrando qué es lo que realmente necesitamos.
Satisfacción o alivio
¿Quiero comer para obtener energía para alimentar mi cuerpo y sobrevivir al día que me viene por delante, o estoy buscando alivio o una sensación de seguridad? En estos casos, la ansiedad juega un papel importante: si hemos comido a las 14 horas y, de repente, estando en casa a las 17 horas nos sobreviene una especie de “antojo”, quizás ahí podamos distinguirlo, ya que si solo han pasado tres horas no tenemos por qué tener hambre. También es posible que tu cerebro esté algo aburrido: dale algo con qué entretenerse que no sea comida. Muchas personas que padecen obesidad o bien se aburren y recurren a la comida (suele ser comida insana) o tienen inseguridades y ansiedad.
Nutritivo o palatable
La palatabilidad es la sensación de bienestar que sentimos al comer un alimento específico, y también es esencial a la hora de confeccionar una correcta alimentación (si nos alimentamos de cosas que no nos gustan, no crearemos adherencia). Sin embargo, la bollería o las patatas fritas son muy palatables, pero están lejos de ser alimentos nutritivos. Si te apetece comer una mandarina, una pieza de fruta o un yogur griego, que también podemos disfrutarlos, procura decantarte por esta segunda opción si se trata más bien de un hambre emocional.