La megarexia no tiene que ver lo curvy o lo fofisano, y aunque todavía no se ha recogido en el sistema de clasificación de trastornos de la salud mental, ya han surgido las primeras voces de alarma.
Cuando publicamos hace unas semanas que el problema de la obesidad infantilempezaba cuando los padres no reconocían el problema, sino que veían niños sanos donde ya había un problema, parece que hemos derivado en la megarexia, una enfermedad en proceso de calificación como trastorno de la salud mental.
En contra posición a la anorexia, la megarexia hace que quienes la padecen sea vean sanos. Este problema parece afectar más a los hombres, según apunta la directora de Clínicas Origen, Pilar Conde. “Quienes padecen megarexia se ven bien a pesar de padecer sobrepeso y en algunos casos hasta obesidad, lo que, como vienen advirtiendo los organismos sanitarios internacionales, supone un grave factor de riesgo. Por otro lado, tampoco se percibe en estas personas una merma de la autoestima. Se sienten bien frente al espejo, aunque, en algunos casos, el exceso de kilos les afecte estéticamente”.
Conde lo relaciona más con los hombres ya que la megarexia está asociada a mayor volumen corporal, a estar más fuerte, más vital. A la vez que la megarexia es una enfermedad en aumento, la vida sedentaria, los malos hábitos alimenticios, el abuso de azúcares y grasas, la sobre ingesta de calorías, cada vez son más comunes en más gente, no sólo hombres, por lo que el problema va a ser general.
La megarexia se debe tratar con dos vías, psicológica y nutricional. Sin olvidar el apoyo del entorno para superar una situación compleja.