Tres geniales chistes que te alegrarán el día

Tres geniales chistes que te alegrarán el día

Estaban en el patio de un manicomio un zoofílico, un asesino, un necrófilo, un piromaniaco y un masoquista, aburridos sin nada que hacer, se proponen pensar algo para pasar el rato…
En eso dice el zoofilico:
-¡Ya se! Ya se!, capturamos un gato, y lo violamos
– ¡si! ¡si! Lo capturamos, lo violamos y lo matamos – dice el asesino
– ¡si! ¡si! Lo capturamos, lo violamos, lo matamos y nos lo volvemos a violar – dice el necrófilo
– ¡si! Lo capturamos, lo violamos, lo matamos, lo volvemos a violar y le prendemos fuego – agrega el piromaníaco
Luego de un breve silencio, todos voltean a ver al masoquista esperando su opinión y éste con mirada cómplice les dice:



– Miaauuu


-----------------------------------------------------------------

En un pueblo se está construyendo una carretera. Un joven del pueblo se sentaba largas horas a ver como se realizaba la obra cuando se topó con el ingeniero.
– Hola, soy George Frank Steven, el ingeniero que hizo los estudios y encargado de la obra y la maquinaria.
– Hola, yo soy Federico Díaz, soy del pueblo vecino.
– Veo que nunca habías visto cómo se hace una carretera moderna. Dime,
– ¿Cómo hacen las carreteras en tu pueblo?
– Bueno, en mi pueblo cuando queremos hacer una carretera de un pueblo a otro, soltamos un burro viejo y el animal escoge el camino más corto y más seguro y por ese camino hacemos la carretera.
– ¿Y qué pasa si no tienen un burro?



– ¡Pues… Llamamos a un ingeniero!


-------------------------------------------------------------------
Los siete enanitos están de viaje por Europa, y han llegado a Roma.
Ya que andan por ahí, piden audiencia para hablar con el Papa…y por supuesto se las conceden, porque claro… son los famosos siete enanitos.
Estos ingresan a la sala de audiencia, encabezados por Gruñón.
El Papa los saluda:
– Queridos hermanos, ¿Queréis preguntarme algo?…¿Hay algo que os inquiete?.
Gruñón se adelanta:
– Disculpe su santidad, queríamos saber si en Roma hay monjas enanas.
El Papa responde sorprendido:
– Pueees…no, en Roma no hay monjas enanas.
Se oyen algunas risitas y murmullos entre los enanitos.
Gruñón mira hacia atrás molesto, y todos callan.
Vuelve a preguntar:
– Y en Europa…¿No hay monjas enanas?.
El Papa responde nuevamente, con santa paciencia:
– No, querido hijo, que yo sepa, en toda Europa no hay monjas enanas.
Ahora todos los enanitos se ríen, mientras que Gruñón se va poniendo colorado,
– ¡¡¿Y en el mundo?!!… en todo el mundo!!!…¿No hay monjas enanas?”.
– No, no querido hijo, seguro que en todo el mundo, no hay monjas enanas.
Los enanitos muertos de la risa… saltan… se abalanzan uno sobre otro…se toman de las manos, y todos cantan….

“Gruñón se culió un pingüino…”
“Gruñón se culió un pingüino…”
“Gruñón se culió un pingüino…”…

Únete a Salud y Humor!