3 Geniales chistes para alegrar el día

3 Geniales chistes para alegrar el día

El hombre se despierta en casa con una resaca monumental.
Se esfuerza en abrir los ojos, y lo primero que ve es un par de aspirinas y un vaso de agua en la mesita de noche.
Se sienta en la cama y ve su ropa toda bien limpia y planchada frente a él.
El hombre mira alrededor de la habitación y ve que todo está en perfecto orden y limpio. El resto de la casa está igual.
Toma las aspirinas y ve una nota sobre la mesa:
“Cariño, el desayuno está en la cocina, salí temprano para hacer unas compras. Te quiero.”
Así que va a la cocina, y ahí estaba el desayuno y el periódico del día esperándole.
Su hija también está en la mesa, desayunando.
El hombre le pregunta,
“¿Hija , qué pasó ayer por la noche?”
Su hija le contesta:
“bien, pues volviste después de las 3 de la madrugada, borracho. Rompiste algunos muebles, vomitaste en el pasillo y te pusiste un ojo morado cuando te diste contra la puerta.”
Confundido, el pregunta:
“¿Y cómo es que todo está tan limpio y ordenado, y el desayuno esperándome en la mesa?”
Su hija contesta:
“Ah, eso!… Mamá te arrastró hacia el dormitorio y cuando intentó sacarte los pantalones, tú gritaste:


¡¡¡… “SUÉLTAME MALDITA MUJER … SUÉLTAME… SOY CASADO…!!!”




Iba un motociclista en su motocicleta a 150 Km por hora, cuando de pronto
siente un golpe en el casco y frena, mira por el espejo y se da cuenta
que lo que golpeó fue un pajarito que quedó tendido en el pavimento.
Con cargo de conciencia sobre el valor de la vida, el motorista regresa y
recoge al pobre pajarito; lo lleva a su casa, le consigue una jaula donde
lo pone, cuidando de dejarle un trozo de pan y un poco de agua para que se alimentara. Al día siguiente, el pajarito se despierta todo atarantado;
se ve entre rejas, y todo asustado piensa:


– ¡LA MADRE!,¡SEGURO QUE MATÉ AL MOTOCICLISTA!


 


 
Tres amigos están conversando en un bar sobre sus esposas. Uno dice:
– Anoche le dije a mi mujer que en la casa yo era quien mandaba. Ella no estuvo de acuerdo, así que nos sentamos a hablar, y decidimos tomar las decisiones entre los dos.
El segundo dice:
– Pues yo le dije a mi mujer que en la casa yo era quien mandaba. Ella no estuvo de acuerdo, empezó a gritarme hasta que me cansé y le dije que hiciera lo que quisiera, que yo no queria lios…
El tercero se queda en silencio, hasta que los otros le preguntan:
– ¿Y tú no tienes problemas con tu mujer?
– Bueno, hace unos dias le dije a mi mujer que en la casa yo era quien mandaba. Ella no estuvo de acuerdo, pero en media hora ya la tenía caminando a gatas por la casa. Los otros estaban asombrados:
– ¿Y entonces qué pasó? Como lo has logrado?
– Bueno, le obligué a que hablara conmigo de rodillas, entonces ella gritó:

¡Sal de debajo de la cama y pelea como un hombre!!

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