Un viejito visita al médico, quejándose de su impotencia.
– Doctor, ¿Qué puedo hacer para combatir la impotencia?
El doctor, al verlo muy acabado y para sacárselo pronto de encima, le dice:
– Mire, abuelo, si quiere tener buenas erecciones, coma mucho pan.
Así que el viejito entra en la primera panadería que encuentra y pide 5 kilos de pan.
La vendedora extrañada le pregunta:
– ¡Qué bien, abuelo! ¿Familia numerosa?
– No, hijita, vivo solo.
– Entonces, ¿va a organizar alguna reunión?
– No, hijita, para nada.
– Perdone la curiosidad -insiste la vendedora (bastante cansina por cierto)
– pero, ¿para quién compra tanto pan?
– Pues es sólo para mí.
– Pero para usted solo, es mucho pan. ¡Se le va a poner duro!
– ¡¡¡Ah, picarona!!! !!! Con que Tú también lo sabías!!!
Un abuelo de 80 años se levanta y se pone su abrigo. Su mujer le pregunta:
– ¿A dónde vas?
Él contesta:
– Voy al médico.
Y ella dice:
– ¿Por qué? ¿Estás enfermo?
– No, voy a ver que me recete una de esas nuevas pastillas azules que por lo que he escuchado son muy buenas para dar vida al aparato.
La mujer se levanta de su mecedora y se pone también su abrigo.
El marido se extraña y le pregunta:
– ¿Y tu? ¿Adonde vas?
– También voy al médico –contesta ella.
– ¿Y por qué?