– Mama, mama yo estaba en la puerta del colegio y he visto el coche de papá subiendo para el monte con la tia Luisa dentro… yo subi el monte y he visto el papá dando un beso a la tia Luisa… despues el le ayudó a quitar la camiseta… despues la tia Luisa ayudó el papá a quitar sus pantalones… y despues la tia Luisa…
En ese momento la madre interrumpe el crio y le dice:
– Jaimito, esa es una historia tan interesante, que vas a guardar el resto para cuando todos estean a la mesa cenando… Yo quiero veer la cara de tu padre cuando cuentes todo eso esta noche.
Cuando ya estaban cenando, la madre pide a Jaimito que cuente la historia:
– Pues… yo estaba en la puerta del colegio y he visto el coche de papá subiendo para el monte con la tia Luisa dentro, yo subi el monte y he visto el papá dando un beso a la tia Luisa y despues el le ayudó a quitar la camiseta… despues la tia Luisa ayudó el papá a quitar sus pantalones y despues la tia Luisa y el papá empezaron a hacer las mismas cosas que la mama y el tio José hacían cuanto el papa estaba de viaje…
La madre se desmayó…
MORALEJA: A veces es mejor escuchar toda la historia antes de interrumpir…
Cierto día llega un joven a confesarse y le dice al sacerdote:
– Padre, confieso que le hice el amor a mi novia.
El padre le dice:
– Hijo, eres un pecador.
El joven se defiende diciendo:
– Padre, compréndame, es que ella sola, yo solo y la casa sola…
El padre dice:
– Bueno, hijo, te comprendo, pero igualmente eres un pecador.
– Pero padre eso no es todo, también le hice el amor a mi suegra.
– A tu suegra! eres un degenerado.
– Pero padre, comprenda, mi suegra sola, yo solo, la casa sola.
– Mmm.. dificil de comprender hijo, muy dificil.
– Pero padre, hay mucho más, es que también le hice el amor a la abuelita de mi novia.
– Queeé?? Esto es el colmo, – responde asustado el padre.
– Pero padre, compréndame, la abuela sola, yo solo y esa casa sola.
– Hijo, esto es imposible de comprender.
– Pero padre, falta más todavía. Le hice el amor a… a…
En ese momento sale el padre corriendo asustado y el joven le dice:
– Padre, por qué corre? ¡termine de escucharme!