artículos observó la figura de una rata, en bronce, muy realista.
No tenía la etiqueta con el precio pero decidió que le gustaba y que la
compraría.
Llamó al dueño de la tienda y le preguntó:
¿Cuánto pide por esta rata de bronce?
Y el propietario le dijo: 12 euros por la estatua y 500 euros por la
historia.
El cliente le pagó 12 euros y le dijo al dueño:
Me llevo sólo la rata pero no me interesa la historia.
Salió de la tienda y caminando calle abajo observó que le empezaban a
seguir una cierta cantidad de ratas reales, vivas, que salían de los
escondrijos y las alcantarillas.
El hombre se sintió desconcertado y empezó a caminar más rápido.
se convirtió en una marea de animales chillando y con aspecto
amenazador.
Salió corriendo en dirección al mar y mirando hacia atrás vio que las ratas
podían contarse ahora por millones y que corrían más y más rápido.
El hombre presa del pánico se acercó al muelle y tiró al mar la figura
de la rata.
Asombrosamente los millones de ratas saltaron al agua y se ahogaron todas.
El hombre volvió a la tienda de antigüedades y el dueño, al verlo le dice:
Vaya, vaya, creo que ha vuelto para saber la historia, ¿no?
No, le dijo el hombre, lo que quiero saber es si tiene usted también figuras de
políticos
Una abuela catalana estaba indicando su dirección a su nieto, que la iba a
ir a visitar con su mujer.
- Cuando lleguéis al edificio, en la puerta de la entrada hay un gran panel
del portero electrónico.
Yo vivo en el apartamento 301. Apretáis el botón del 301 con el codo y yo
os abro la puerta.
Entráis, el ascensor está a la derecha, entráis en él y apretáis el botón
del 3º con el codo.
Cuando salgáis del ascensor, mi apartamento esta a la izquierda. Con el
codo tocáis el timbre.
- Abuela, todo me parece muy fácil... ¿pero por qué tengo que apretar todos los
botones con el codo?
- La abuela le responde: ¿Es que pensáis venir con las manos vacías?