frente al carnicero. Este, indignado, va a la oficina del abogado y le pregunta:
- Si un perro se mete a mi carnicería y se come un filete ante mis propios
ojos, ¿Tengo derecho a demandar que el dueño del perro me pague el filete?
- ¡Por supuesto que si!
- Entonces, ¡Págueme los 50 pesos del filete que se comió su perro!
El abogado saca un billete de 50 pesos y se lo entrega sin objeciones al
carnicero, quien se devuelve a su negocio, apenado por haber desconfiado
del abogado.
Una semana después, el carnicero recibe una cuenta de cobro
del abogado por 500 pesos correspondientes a la consulta.
Un abogado está frente a San Pedro y éste tiene una lista con los pecados cometidos
Comienza a leerlos en voz alta:
1- Defender a una compañía que produjo la destrucción de una ciudad
completa por contaminación ambiental habiendo pruebas contundentes de la
culpabilidad de la misma.
2- Defender a un peligroso asesino, obviamente culpable, por ser un buen
cliente y ofrecer una paga sustanciosa.
3- Recargar las cuentas de los clientes, etc, etc, etc...
El abogado, en pos de defenderse, le dice a San Pedro:
- ¡Eh, está bien! ¡Acepto los cargos! ¿Pero qué hay de las obras de bien que
he hecho en mi vida?
San Pedro mira en otro listado y dice:
- Sí, es cierto, veo que en una oportunidad le dio 10 centavos de más a su
lustrabotas... ¿Es eso cierto?
- ¡Es cierto!
- Y aquí, veo que en otra ocasión le dio 5 centavos a un mendigo... ¿Es eso
cierto?
- ¡Si señor!
Entonces San Pedro mira al ángel que tiene al lado y le dice:
- ¡Está bien! Consíganle 15 centavos y díganle, ¡Que se vaya al infierno!
Esto es un individuo que va a un abogado y le dice:
- Mire, necesito que me defienda, pero no tengo ni un céntimo para pagarle.
El abogado, asombrado, le contesta:
- Bueno, ¿Y entonces yo que gano?
- Hombre, tengo un Ferrari nuevo, y si usted gana el caso, se lo doy.
- Muy bien. De acuerdo. ¿De que se le acusa?