gestos al mozo, el cual se acerco a ella inmediatamente. Ella le hizo señas
para que acercara más su cara. Cuando estuvo cerca, ella gentilmente, le
empezó a acariciar su espesa barba.
- ¿Eres el administrador de este lugar? - Le dijo ella mientras le acariciaba la
cara con las dos manos.
- No, yo no soy el administrador.
- Podes decirle que venga? Necesito hablar con el -le dijo ella, mientras sus
manos seguían acariciando su barba y su pelo.
- Lamentablemente no voy a poder, porque no está - dijo respirando excitado
y continuando. ¿La puedo yo ayudar en algo?
- Si, como no. ¡Necesito que le des un mensaje! dijo ella mientras le
introducía dos de sus dedos en la boca y dejaba que el los chupara
suavemente.
- Dígale al administrador que no hay papel higiénico en el baño.
Un hombre entra en un bar y dice:
- Hola, ¿Me pone una cerveza, por favor?
Y el camarero le dice:
- Oiga, pero es que no ve la gente que hay. ¿Puede esperarse un momento?
decide esperar. Al cabo de 10 minutos se levanta y dice:
- Perdone, ¿Podría ponerme ya la cerveza?, por favor...
- ¡Pero hombre! ¿No puede ser amable y esperar?, tengo mucho trabajo, ¿No
lo ve? ¡No puedo hacer todo al mismo tiempo!
El hombre cansado de la historia toma un cenicero y se lo lanza contra
el camarero, que pega un grito de dolor, se gira y le dice:
- Pero, ¿Estas loco? ¿Que haces?
Y el hombre le dice:
¡Pero hombre!, con la cantidad de gente que somos y he tenido que ser justo yo?? Busca otro a quien culpar!
Entra un hombre en un bar y el camarero educadamente le pregunta:
- ¿Qué le sirvo?
- Me sirve... tres cervezas.
- ¿Tres cervezas? - Le pregunta el camarero sorprendido.
- Si, una para mí, otra para ti, y otra para tu puta madre.- Le contesta el
hombre.
El camarero sorprendido y a la vez mosqueado se aguanta las ganas de darle
un buen puñetazo, por respeto y por temor a ser despedido, ya que piensa
puede que sea la última vez que venga por allí, y no merece la pena ponerse a
malas, por lo que le sirve las tres cervezas.
Al día siguiente el camarero al poco de abrir el bar, ve sorprendido que acaba de entrar el mismo hombre del
día anterior.
El hombre se acerca hasta él y le dice:
- Quiero que me sirvas 3 cervezas.
El camarero con precaución por lo sucedido el día anterior le vuelve a
preguntar:
- ¿Tres cervezas?, ¿Vamos a ver hoy para quién son?
El hombre le responde:
- Una para mí, otra para ti, y otra para tu puta madre.
El camarero no se puede aguantar las ganas, sale de la barra y le da una
buena paliza. Al final el hombre se va magullado y casi sin poder andar. El
dueño del bar que ha visto lo sucedido no despide al camarero, ya que cree
que el comportamiento de su empleado ha sido justificado. Al día siguiente el
camero todo incrédulo ve aparecer por la puerta al mismo hombre con un ojo
morado, la pierna derecha vendada y el brazo izquierdo en cabestrillo. El
hombre se acerca a él y le dice:
- Quiero 2 cervezas.
El camarero bastante mosqueado le pregunta: ¿Dos cervezas, para quién?