Chistes Geniales: Un parto tecnológico y el robo

Chistes Geniales: Un parto tecnológico y el robo

Una pareja de jóvenes casados iban a tener su primer hijo, y él quiso ir a la más moderna clínica en Obstetricia, ya que quería la mayor comodidad para su esposa y su futuro hijo. Hablando con el director, el joven pregunta que es lo más novedoso en tecnología que tienen allí, a lo que el médico responde:
-Tenemos un casco que colocándoselo a la señora en la cabeza, es capaz de emitir ondas cerebrales hacia el padre del niño y compartir el dolor del parto, en el porcentaje que se desee.
-Uf!, es un invento maravilloso -Dice el esposo. Coloque ese casco a mi esposa, que yo quiero compartir el dolor con ella.
El médico graduó el casco para transferir solamente un 10% de dolor para el padre, pensando que esto sería suficiente para un hombre.
Comenzó el trabajo de parto y el marido no daba la más mínima señal de dolor, por lo que el médico decidió subir al 25% la graduación de dolor para el padre.
Continuaron con los procedimientos y como el marido, con el 25%, no daba muestras de ningún malestar se hicieron unos exámenes al hombre y encontrando todo normal, se decidió subir al 50%.
Cuando el bebé ya estaba por nacer, viendo que el hombre continuaba muy tranquilo soportando el 50% de dolor, el médico optó por proporcionarle un parto indoloro a la señora, y le transmitieron el 100% del dolor al padre.
El parto salió perfecto; la madre no sufrió ningún dolor, y el marido se encontraba tan tranquilo como cuando entró, así que el médico al despedirlos le dijo al hombre:
-Lo felicito señor, es usted un valiente, cualquier hombre hubiese muerto tan solo con el 50% de dolor, y usted llegó a 100%, eso es de admirar...

La pareja salió feliz para su hogar y cuando llegaron, la calle estaba llena de policías porque encontraron a su vecino, (el mejor amigo del esposo) muerto en el jardín de su casa...




Un autobús en la hora punta. Entre la confusión se oye un grito de mujer. El chófer frena. Un policía , que se encuentra entre los pasajeros, se abre paso y llega donde está la mujer gritando.
-Señora, ¿qué ha pasado?
-¡Me han robado 100 euros! ¡100 euros!
-Tranquilícese señora. Las puertas del autobús están cerradas, y el ladrón no puede escapar. ¿Llevaba ese dinero en el bolso?
-No, nunca lo llevo en el bolso mientras voy en el autobús.
-Entonces, ¿dónde llevaba el dinero?
-En un pañuelo que llevaba entre los senos.
-Perdone, señora, pero ¿no ha notado la mano del ladrón entrando en una zona tan delicada?

-Sí señor que la he notado! ¡Pero creí que iba con mejores intenciones!


 

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