Una vez, navegando los siete mares, el vigía vio que se acercaba un barco pirata, y la tripulación del barco se volvió loca de terror. El capitán Bravo gritó
- Traigan mi camisa roja!!
y llevándola puesta instigó a sus hombres al ataque, y vencieron a los piratas.
Unos días más tarde, el vigía vio dos barcos piratas. El capitán pidió nuevamente por su camisa roja, y la victoria volvió a ser suya.
Esa noche, sus hombres le preguntaron por qué pedia la camisa roja antes de entrar en batalla, y el capitán contestó:
- Si soy herido en combate, la camisa roja no deja ver mi sangre, y mis soldados continúan peleando sin miedo.
Todos los hombres quedaron en silencio, maravillados por el coraje de su capitán.
Al amanecer del día siguiente, el vigía vio no uno, no dos sino DIEZ barcos piratas que se acercaban. Toda la tripulación dirigió en silencio sus ojos al capitán, que con voz potente, sin demostrar miedo, gritó:
- Tráingame mis pantalones marrones!
Iban corriendo por el bosque un pato y un zorrino. De golpe se tropiezan y quedan inconscientes por el golpe; al despertar ninguno recordaba nada de nada, ni siquiera quienes eran, así que el zorrino dijo:
- ¿Qué te parece si te describo para que recuerdes quién eres?
- Ok, buena idea.
- Tienes alas como para volar y tienes patas como para nadar.
- Aaaah, ¡Soy un pato! ¡soy un pato!
Ahora es el turno del pato:
- A ver, tienes una raya a la mitad, y para ser sincero ¡tienes un olor terrible!
- ¡Soy un culo! ¡soy un culo!
Un tío entra a un bar y dice:
-¿Me da un whisky?
-¡En seguida! Va el camarero, toma una botella de whisky escoses de 24 años y le empieza a servir.
-¡Pero que hace insensato! Se ha equivocado de botella, yo no puedo pagar ese whisky!
-Nada, nada, usted no se preocupe que hoy invita la casa.
-Perdone, pero usted no es el dueño, ¿verdad?
-No, no, yo soy tan solo un camarero.
-¿Y el dueño donde esta?
-Arriba, con mi mujer.
-¿Y que hace con ella?
-Lo mismo que yo con su negocio.
Estaban reunidos un matemático, un economista y un contador.
Pedro que estaba reunido con ellos les pregunta:
¿Cuánto es uno más uno?
El matemático dice:
-Exactamente dos.
El economista contesta que puede ser dos.
y el contador mira para ambos lados y dice en voz baja:
-Cuánto quieres que sea?